lunes, 28 de julio de 2014

10 cosas increíbles sobre las abejas

¿Sabías que estos insectos tienen un papel fundamental para equilibrar los ecosistemas de todo el mundo? Prácticamente sin ellas la vida no sería igual, ni tan variada en flora ni fauna. A continuación te presentamos una serie de increíbles datos sobre ellos.

Trabajan tanto que a veces mueren. En las estaciones frías pueden vivir hasta nueve meses, pero en épocas de calor a veces sólo duran seis semanas.

Ahuyentan a posibles predadores gracias a sus vistosas franjas amarillas y negras. El contraste entre ambos colores, tal cual y como las víboras anilladas, alertan la presencia de veneno.

Polinizan un tercio de todos los vegetales y frutas producidos en el planeta. Por otro lado, también influyen de forma indirecta en casi todos los demás, ya que su lugar en la cadena alimenticia y el ciclo de la vida es fundamental.

Poseen un sofisticadísimo sistema de navegación para volar cuya ancla es el sol, no obstante, si el día está nublado usan unos foto-receptores especiales para posicionar al astro rey en el cielo.

Cada abeja tiene una función dentro del panal y su química cerebral se adapta desde que nace según lo que tiene que hacer en su comunidad. Hay abejas obreras, abejas soldados, abejas melíferas y, claro, la abeja reina.

Su labor en la colmena afecta la producción de plantas que a su vez generan semillas. La cadena alimenticia, tanto para animales como para humanos, depende en gran medida de su polinización.

En su panal fabrican el endulzante natural más sano y rico en nutrimentos. Ya sea en su versión de miel, jalea real, propóleo o cera, tienen un sinnúmero de propiedades que benefician la salud.

Son arquitectas natas. Los panales son de las estructuras de construcción más complicadas y a la vez más prácticas en el mundo natural. Todas las paredes de los hexágonos se encuentran en ángulos de 120 grados.

Llevan al menos 4,500 años proporcionando servicios ambientales para los humanos. Aunque no podría decirse que son seres domesticados, han estado al servicio de nuestra especie desde las generaciones más primitivas.

El propóleo, con el que sellan su colmena, sirve para tratar ciertas enfermedades virales y bacterianas como el herpes y otras que involucran las vías respiratorias.

¡Gracias por informarte más de estos maravillosos seres y por ser parte de la #GeneraciónBioBaby!

lunes, 21 de julio de 2014

¿Sabes cómo se organizan los niveles en un ecosistema?

Aunque no te dediques a la ecología en sus complejidades académicas, como mamá o papá BioBaby seguramente te interesa saber más del medio ambiente. Aquí te presentamos una serie de terminologías que tienen que ver con la naturaleza, para que si en un futuro decides profundizar tus conocimientos tengas una perspectiva más sólida.

Individuos:
En este primer nivel se incluyen cualquier ser vivo u organismo de la misma especie. Por ejemplo, un ser humano o un tipo de pez que nada en las más oscuras corrientes submarinas del océano.

Población:
En este segundo nivel nos referimos a un grupo de individuos que pertenecen a una misma especie, pero que además viven en el mismo territorio geográfico. En una población pueden coexistir seres de la misma especie pero con diferentes rasgos genéticos (ojos, tipo de piel, colores, etcétera).

Comunidad:
En ésta se incluyen poblaciones de diferentes especies o individuos, pero que comparten una misma área en cierto momento. Por ejemplo, en una sección de un arrecife pudieran vivir varios tipos de peces, varios tipos de moluscos y varios tipos de cangrejos, pero como todos viven en el mismo coral, juntos forman una comunidad.

Ecosistema:
Este nivel incluye más de una comunidad de organismos vivos que se relacionan con elementos del ambiente en una misma zona geográfica. Por ejemplo, animales que interactúan con el aire, el agua, las rocas y la temperatura.

Bioma: 
En los términos más simples, se trata de una serie de ecosistemas que comparten características similares a los del territorio que habitan.

Biósfera:
Es básicamente nuestro hogar. Cuando consideramos todos los diferentes biomas, conectándose uno con el otro, damos con la suma de todos los ecosistemas que habitan el planeta Tierra.

¡Gracias por ser parte de la #GeneraciónBioBaby!

lunes, 14 de julio de 2014

Cinco verbos verdes

Llevar una vida congruente con los valores ecológicos implica poner en práctica una serie de ideas y, por encima de todo acciones. Aquí te presentamos cinco verbos que en su definición más ambiental, pueden servir como guía al momento de tomar decisiones cotidianas.

Respetar
No importa si se trata de un pequeño insecto o un magnánimo bosque tropical, cada una de las formas de vida, con todas sus variantes y fragilidades, merece ser respetada. Cada especie juega un rol fundamental en el ciclo de la vida.

Sembrar
En una imagen papable podríamos hablar de plantar una semilla en la tierra y cuidarla hasta su germinación, sin embargo, lo mejor que puedes hacer es sembrar el amor por la naturaleza en tus hijos. Mañana, en un futuro cuando ellos tengan su propio criterio, eso que se sembró será cosechado en el medio ambiente.

Contagiar
Cada una de tus conversaciones y todos tus hábitos, de una manera u otra, tienen un impacto en quienes te rodean. ¿Qué mejor forma de contagiar el cariño hacia el medio ambiente que a través de tu mismo estilo de vida?

Recordar
En ocasiones, por la misma tendencia cultural que sitúa a los humanos como los dueños del planeta, olvidamos la verdad, que es diametralmente opuesta. Hay que recordar todos los días que si hay un dueño en este lugar es la misma Tierra. A ella le pertenecemos, es nuestro hogar y debemos tener muy presente que somos nosotros quienes estamos disfrutando de sus bondades.

Cuidar
Entendiendo que la tierra es de nuestros hijos y las generaciones futuras, nuestra única labor es cuidar lo que tenemos hoy a nuestro alcance. Ello implica tener una consciencia global de cómo todo en la naturaleza responde a un engranaje perfecto que se ve afectado por toda acción: desde el reciclaje de la basura en cada hogar, hasta la reforestación de un bosque.

Tú como mamá o papá BioBaby, ¿qué otra acción integras a tu vida? ¡Gracias por ser parte de la #GeneraciónBioBaby!

viernes, 4 de julio de 2014

¿Bebés tecnológicos o naturales?

Hace una semanas en BioBaby publicamos la misma pregunta para abrir un debate. En realidad no existe una respuesta correcta, cada madre y padre de familia cuentan con sus respectivas y muy válidas posturas ante la toma de decisiones que implica la crianza de sus hijos. Por otro lado, dada la cantidad de opiniones, consultamos distintas fuentes expertas para ampliar la perspectiva sobre el tema.

Por ejemplo, Nicholas Carr, investigador académico de tecnología y autor de libros como The Glass Cage: Automation and Us, apunta que existe un gran acervo de estudios científicos que sugieren tanto las ventajas como las desventajas de exponer a los niños a los dispositivos tecnológicos. Dado que sus cerebros aún están desarrollándose y son moldeables, es un hecho contundente que la frecuente exposición al mundo digital está formando nuevas conexiones neuronales, mismas que no se habían observado en generaciones pasadas.

Una de las conclusiones a las que han llegado los científicos, entre ellos neurólogos, psicólogos y sociólogos, son las diferencias cerebrales. Por ejemplo, leer únicamente libros provocó que nuestros cerebros desarrollaran habilidades de concentración y creatividad imaginativa. En contraste, el uso de Internet ha incentivado que nuestros cerebros desarrollen la capacidad de buscar información de forma rápida y efectiva.

De acuerdo al psiquiatra Jim Tylor, especialista en aprendizaje y relaciones padres e hijos, la ciencia debe seguir estudiado con detalle este tema para llegar a una conclusión contundente. Sin embargo, lo que se ha observado hasta ahora es que la tecnología juega un papel crucial en las conexiones neuronales de los niños en cuanto a la atención, la saturación de información, la toma de decisiones, la memoria y el aprendizaje. Asimismo, cada una de estas vertientes depende de muchos factores, como el grado de exposición y la frecuencia en la que un niño entra en contacto con la tecnología.

Ciertamente imaginar nuestras vidas sin tecnología en pleno siglo XXI resulta casi inconcebible. Desde la simpleza de una llamada telefónica hasta la complejidad de una etiqueta en la red social de moda, de una manera u otra, dependemos de las telecomunicaciones y sus múltiples derivados para interactuar como sociedad. Y lo más probable es que, más temprano que tarde, tu hijo o hija, incluya a la tecnología en su vida, ya sea por fines prácticos o de entretenimiento.

La pregunta sigue sobre la mesa. ¿Qué tipo de padre o madre de familia eres? Quizá, dado que es inevitable escapar de la tecnología por sus múltiples beneficios en nuestras vidas, valdría la pena cuestionar si es mejor exponer a tus hijos al jardín, al parque, a los árboles, a los juegos vivenciales y a vida en su forma más natural, antes de prestarle tu teléfono celular, tu tableta o tu computadora.

No hay respuestas correctas, sólo buenos cuestionamientos. ¡Gracias por ser parte de la Generación BioBaby!

miércoles, 2 de julio de 2014

¿Vale la pena pagar el precio de los alimentos orgánicos?

Como mamá o papá BioBaby seguramente has implementado varios hábitos ecológicos que impactan de forma positiva la vida de tu familia. Por otro lado, hay ciertos factores, como la economía y sus variantes, que a veces dificultan llevar en plenitud una vida verde. Por ejemplo, el costo de los productos orgánicos, en particular de los alimentos, suele rebasar el de los productos ordinarios.

La encrucijada resulta apremiante: ¿sacrificar el presupuesto y darle a mi familia opciones más sanas u optar por los bienes comunes y gozar de una economía menos ajustada?
Ante la disyuntiva, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) ha acercado este debate a la población puntualizando los motivos por los cuales los alimentos orgánicos certificados son más costosos que sus equivalentes comunes, logrando así una perspectiva más amplia sobre el tema. Entre ellos destacan:
     • La oferta de los mismos es limitada en relación a su demanda.
     • Los costos de producción implican más mano de obra.
     • Su manipulación después de la cosecha es más cara porque los parámetros de certificación requieren transportes con regulaciones específicas.
     • La cadena de comercialización es más compleja por tratarse volúmenes más pequeños en cuanto a distribución y puntos de venta.

Ahora bien, conforme pase el tiempo y la consciencia ambiental crezca, se prevé que la demanda de estos productos también incremente, así como las innovaciones tecnológicas que aminoren sus precios de producción y distribución.

Lo que es un hecho es que los alimentos orgánicos certificados contribuyen al enriquecimiento de la fertilidad de los suelos, le dan mayor bienestar a los animales, aminoran futuros gastos médicos al evitar plaguicidas y químicos tóxicos y fomentan el desarrollo rural a través de la creación de empleos agrícolas.

La pregunta queda sobre la mesa y seguirá siendo una decisión muy personal el adquirir o no estos productos, sin embargo, cada vez hay más evidencia de sus beneficios ambientales y todo indica que quizá más pronto que tarde sean más accesibles para la población en general.

Y tú, ¿qué decides? De cualquier forma, ¡gracias por ser parte de la Generación BioBaby!